La casa, siempre ha pertenecido a nuestra familia. Hace unos 100 años, fue comprada por el abuelo Tomás antes de casarse con la abuela María, con la idea de que fuera su hogar; aquí nacieron cuatro de sus seis hijos.
Nada mas casarse, los abuelos montaron en el patio de entrada una tienda en la que vendían de todo, ¿Recordáis las tiendas llamadas ultramarinos? Pues ésta era una de ellas. Algún tiempo después, la abuela decide ofrecer los servicios de bar , comidas y hospedaje; algunos de sus clientes mas habituales eran viajantes, vendedores ambulantes y el secretario del ayuntamiento. También los domingos por la tarde una de las habitaciones de la planta baja era destinada a baile, se llamaba EL BAILADOR, aquí se citaban los mozos y mozas. La música de organillo duraba hasta que caía la tarde, ya que las mozas tenían que estar en casa antes de oscurecer. Aquí acudían andando gente de los pueblos vecinos de Pitarque, Villarluengo y de las masadas.
Debido a la conocida dureza de la posguerra, la familia se vio obligada a dejar su casa y Montoro, para trasladarse a la cercana Aliaga en busca de trabajo.
La casa permaneció abandonada durante 60 años, y fue en el mes de Enero del 2000 cuando la vimos por primera vez y después de varias visitas, decidimos comprarla a la familia y destinarla a casa rural. Ya inmersos en el proyecto, empezamos a indagar sobre la historia de la casa, enterándonos de todo lo que os contamos. Algunos lo llamarán casualidad, otros lo llamamos causalidad, pero la casa ha vuelto a ser un lugar de reunión y hospedaje………que ahora ofrecen los nietos y bisnietos de Tomás y María.